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martes, 21 de octubre de 2014

EL PERDIDO
Se despertó y no sabia quien era. Normal, después de la sesión nocturna. Buscó el interruptor, pero nada parecía estar en su sitio. Intento incorporarse mas el cuerpo no le obedecía. Abrió los ojos e ansió atisbar un punto de referencia en la oscuridad. Estaba negro. Entonces, pensó en sus manos, en las veces que el tacto lo había orientado, quería notar sus dedos rozarse, las palmas girar sobre si mismas. Decidió no temer nada, respirar profundamente y despertar. Nada era posible, sólo su voz sin sonido. No sabia si pasaba el tiempo, ni siquiera si algo parecido pudiera existir allí, ¿allí?. ¿Dónde?. Haría más deporte y desfasaría menos. El silencio era absoluto, siempre había presumido de tener oído de tísico. Nada, ni un rumor. Es un extraño sueño. Bien, a dormir vamos.

Explotó y una luz cegadora, lo arroyo cual tsunami. El fragor era ensordecedor, la temperatura ascendía sin tregua. Lo sentía. No estaba muerto. Esa explicación lo turbaba. Protegía la cara con las manos. Giraba y giraba en una ingravidez turbulenta. Se ovillaba buscando la posición fetal para defenderse de lo que no veía porque deslumbraba. ¿Qué era?, ¿dónde estaba?. Le gustaba dormir, pero ahora quisiera despertar a una realidad cotidiana porque temía perder la razón. Vomitaba por la boca y la nariz. La cosa no pintaba bien. Aunque al menos había recuperado fragmentos de su cuerpo. Un fuerte calambre hizo de sus extremidades troncos secos, mientras la sangre es ácido quemándole por dentro. Abrió los ojos y lo que vio, sin distinguir formas ni contornos, lo aterrorizo. Cerró los parpados y se ovilló con todas sus fuerzas. Tengo que respirar. El aire es una bendición para el maltrecho cuerpo. Se estira, y vuelve a respirar intensamente. Huele a putrefacción, fétido. Puede que me haya meado. No estoy seguro. Porque ahora sólo siento humedad y hedor. Muy despacio entorno los parpados y defendiéndome con las pestañas me asomo al exterior. Respiro. Trato de incorporarme. Imposible. Debe haber luz, pues entreveo colorines en movimiento. Ohhhhhhhhhhh. Es demasiado, el cielo se abre, me enseña sus secretos, juega conmigo. Es fantástico. Soy viento, nube, reflejo, destello. Es todo luz reflejándose sobre si misma infinitas veces. No hay una fuente lumínica hay miles, millones. De repente todas parecen caer sobre mí. Una lluvia celeste, amenaza con incinerar me. Cierro los ojos y respiro. Tengo nauseas, voy a vomitar otra vez.  Soy agua de desechos, mierda, mocos, sudor. Me anillo e inhalo con dificultad. El interior ardiente, seco, ácido. El exterior húmedo y corrompido. La descomposición es total. Estoy muriéndome… Siento que todo se aleja, la luz, el sonido, el calor… Caigo en un duermevela de enfermo, es consolador… ¿Qué se ve ahí?, ¿qué es eso?... ¡Soy yo!... Cada vez veo mejor. ¡Sí, es mi cama, mis cosas, soy yo!. 

1 comentario:

  1. Ostia qué bueno. Perdón por no haberla leído antes. Debes guardarla.

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