La mangosta es una gran cazadora de serpientes. Las serpientes son lo suficientemente fascinantes como para formar un inmenso crisol de referencias. Por ejemplo, su relación con las Virgenes, o, como simbolo de sabiduria en la remota antiguedad matriarcal. Aunque, tambien recuerdan a Cocodrilo Dandee, o a los zapatos horteras de un macarra de Miami. Y... a la vida como un proceso de regeneración...
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domingo, 31 de enero de 2016
miércoles, 12 de noviembre de 2014
Flus
No se si hemos entendido la vida y por tanto la muerte. Nuestras tradiciones una vez más no me satisfacen. El duelo, la atmósfera siniestra… La muerte debe ser una experiencia íntima. Si nos aislamos para defecar cómo no lo vamos a hacer para expirar. Tal vez una mano que trasmita amor, una buena música y lo que sea necesario para que el camino no sea doloroso. El enemigo es el dolor no la muerte.
La decadencia es lo peor, aunque tal vez, cuando llega el momento no lo sentimos así, la conciencia nos va abandonando para mitigar el trauma del transito. Hemos alargado la vida pero no podemos alargar su mágica energía. Entonces para qué?. La falsa juventud es una impostura, una esquizofrenia. Es un agujero negro donde se pierden muchos recursos. A los jóvenes cronológicos los abandonamos a los juegos con un paternalismo trasnochado que los encierra tras rejas, candados y prohibiciones. Los viejos monopolizan el poder y la acción con viagra. Siguen con sus guerras obsoletas, crueles e injustificables, lavándonos la cabeza con estúpidos deseos de consumo, destruyendo todo atisbo de lógica.
jueves, 30 de octubre de 2014
¡Una mierda!, ¡la madre que me parió!. Destruye el yo, no es nada, no lo escuches. Oye los pájaros, siente la luz cayendo sobre las flores y el rumor de agua. Cierra los ojos y sal fuera. Desengánchate. Busca otra cosa. Recuerda a Ortega, siempre estamos perdidos, tal vez por eso la vida es un esfuerzo constante. El alienado este mimetizado con la inmediatez social, esa es su caverna. La incertidumbre le molesta, la dulce ensoñación de “Normalidad” lo tranquiliza, está hechizado. Es un hombre inauténtico, porque la autentica humanidad está en reconocernos arrojados a una existencia que desconocemos, estamos perdidos y da vértigo.
Diccionario Filosófico de VOLTAIRE
El dogma de la inmortalidad del alma es la idea más consoladora y al mismo tiempo más reprimidora que el espíritu humano pudo concebir. Esta agradable filosofía fue tan antigua en Egipto como sus pirámides; y antes que los egipcios, la conocieron los persas. He referido ya en alguna parte la alegoría del primer Zoroastro, que cita el Sadder, en la que Dios enseña a Zoroastro el sitio destinado para recibir el castigo, sitio que se llamaba Dardarot en Egipto, Hades y Tártaro en Grecia, y nosotros hemos traducido imperfectamente en nuestras lenguas modernas por la palabra infierno. Dios enseña a Zoroastro en el sitio destinado a los castigos, a todos los malos reyes, a uno de los cuales le faltaba un pie, y Zoroastro preguntó por qué razón. Dios le contestó que ese rey sólo había hecho una buena acción en toda su vida, y esta acción consistía en haber acercado con el pie una gamella que no estaba bastante próxima a un pobre borrico que se moría de hambre. Dios llevó al cielo el pie del rey malvado, y dejó en el infierno el resto de su cuerpo.
Dicen que nos arrojan a la existencia sin manual de instrucciones. Buena metáfora porque el contenido de trascendente es inexpresable. Tengo que escribir una historia porque una vez hace mucho, mucho tiempo, casi en otra dimensión, quise ser escritora. Porque creí que la creación le da sentido al absurdo de la existencia. Durante años leía y escribía para sobrevivir, el desconcierto y la depresión rondaban una casa que debía haber sido hogar. La inexperiencia templaba mis deseos suicidas argumentando que no sabía nada, que no había comenzado a vivir. E imaginaba que la vida era una buena novela. Naturalmente, como todos, estaba segura de que el futuro sólo podía ser mejor, dadas las circunstancias. Estrene democracia, fin de carrera, amor, oposiciones… al unísono, mientras me zambullía en la movida. El mundo se reveló multisensorial, gustoso, generoso y rico como la naturaleza. La conciencia se hizo para-sí y el ego casi desapareció. El yo como todo, era un territorio donde crear jugando, la belleza y el gozo. Nos vestíamos, nos trasformábamos en el infinito universo de las posibilidades. Y, viajábamos mucho, conocer era nuestra religión. En el fogoneo de la juventud la vida se asegura que todo sea prístino aunque es siempre la eterna danza de Kali.
martes, 21 de octubre de 2014
EL AMOR
Todo
parecía gris y plano antes de enamorarme. Hacia muchas cosas, conocía mucha
gente, estaba al día de la creación en todos los órdenes. Vivía en la calle,
todo era información, interacción, biofeedback. Como decía el poeta el brío de
la vida bullía por mis venas. Pero no era feliz. Disfrutaba devorando grandes obras literarias, descubriendo
insignes cineastas, maravillosos músicos. Pero no era feliz. La naturaleza me
transcendía más allá del clamor de la inmediatez, admiraba el suave batir de
alas de vencejos y golondrinas, el ambarino sol que lo convierte todo en oro líquido,
las montañas azules, el fragante olor a azahar. Todo era extraordinario. Pero
yo no era feliz. La noche zalamera me cautivaba, el olor del jazmín, la
madreselva, el galán; los cielos azulete llenos de luz y lunas. El hechizo de
la vida me engullía en un mar de anhelos sin nombre llenos de misterio y
aventura. Con el consumo artístico alimentaba la irracionalidad dionisíaca de
la pasión, estaba convencido que el valor hace valer la existencia. El miedo
paraliza, la burguesía estigmatizada por todo tipo de progresistas,
representaba la antítesis de la Vida. Había que romper estereotipos, barreras,
tradiciones… la metafísica del artista. ¿Quién antes de conocer el amor, no
posee un arquetipo?. Nuestra mente fragua, proyecta y consume la realidad que produce. Y lo hace
a partir de la cultura donde nacemos, de la que nos alimentamos para crecer.
Naturalmente esto son reflexiones a posteriori. Todos estrenamos la vida con la
absoluta conciencia de que todo es nuevo, prístino. La bioquímica se confabula
para mantenernos en esta extraordinaria danza. Nada somos ante el apremio de
los genes, el ADN, el ARN… Virtualmente somos información que busca perpetuarse
en el infinito universo. Nada más. Luego están los diversos desarrollos del
cortejo y la copula. Y el arte y la belleza con la que se sazonan. <Una
rosa, es una rosa. Pero ésta es única, maravillosa, perfecta. Rilke>. Como
dioses sin instrucción nos vemos hacedores de existencia, de una existencia
interdependiente de otros a los que desconocemos y nos desconocen. Le sobra
razón a Ortega cuando asegura que la vida es muy cansada.
Es simplista reducir la cuestión a ningún tipo de dualidad. No se encierra
el tiempo en previsiones meteorológicas.
EL PERDIDO
Se
despertó y no sabia quien era. Normal, después de la sesión nocturna. Buscó el
interruptor, pero nada parecía estar en su sitio. Intento incorporarse mas el
cuerpo no le obedecía. Abrió los ojos e ansió atisbar un punto de referencia en
la oscuridad. Estaba negro. Entonces, pensó en sus manos, en las veces que el
tacto lo había orientado, quería notar sus dedos rozarse, las palmas girar
sobre si mismas. Decidió no temer nada, respirar profundamente y despertar.
Nada era posible, sólo su voz sin sonido. No sabia si pasaba el tiempo, ni
siquiera si algo parecido pudiera existir allí, ¿allí?. ¿Dónde?. Haría más
deporte y desfasaría menos. El silencio era absoluto, siempre había presumido
de tener oído de tísico. Nada, ni un rumor. Es un extraño sueño. Bien, a dormir
vamos.
Explotó
y una luz cegadora, lo arroyo cual tsunami. El fragor era ensordecedor, la
temperatura ascendía sin tregua. Lo sentía. No estaba muerto. Esa explicación
lo turbaba. Protegía la cara con las manos. Giraba y giraba en una ingravidez
turbulenta. Se ovillaba buscando la posición fetal para defenderse de lo que no
veía porque deslumbraba. ¿Qué era?, ¿dónde estaba?. Le gustaba dormir, pero
ahora quisiera despertar a una realidad cotidiana porque temía perder la razón.
Vomitaba por la boca y la nariz. La cosa no pintaba bien. Aunque al menos había
recuperado fragmentos de su cuerpo. Un fuerte calambre hizo de sus extremidades
troncos secos, mientras la sangre es ácido quemándole por dentro. Abrió los
ojos y lo que vio, sin distinguir formas ni contornos, lo aterrorizo. Cerró los
parpados y se ovilló con todas sus fuerzas. Tengo que respirar. El aire es una
bendición para el maltrecho cuerpo. Se estira, y vuelve a respirar
intensamente. Huele a putrefacción, fétido. Puede que me haya meado. No estoy
seguro. Porque ahora sólo siento humedad y hedor. Muy despacio entorno los
parpados y defendiéndome con las pestañas me asomo al exterior. Respiro. Trato
de incorporarme. Imposible. Debe haber luz, pues entreveo colorines en
movimiento. Ohhhhhhhhhhh. Es demasiado, el cielo se abre, me enseña sus
secretos, juega conmigo. Es fantástico. Soy viento, nube, reflejo, destello. Es
todo luz reflejándose sobre si misma infinitas veces. No hay una fuente
lumínica hay miles, millones. De repente todas parecen caer sobre mí. Una
lluvia celeste, amenaza con incinerar me. Cierro los ojos y respiro. Tengo nauseas, voy a vomitar otra vez. Soy
agua de desechos, mierda, mocos, sudor. Me anillo e inhalo con dificultad. El
interior ardiente, seco, ácido. El exterior húmedo y corrompido. La
descomposición es total. Estoy muriéndome… Siento que todo se aleja, la luz, el
sonido, el calor… Caigo en un duermevela de enfermo, es consolador… ¿Qué se ve
ahí?, ¿qué es eso?... ¡Soy yo!... Cada vez veo mejor. ¡Sí, es mi cama, mis
cosas, soy yo!.
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