Doris Lessing vive en sus primeros treinta años de forma sorprendente: se casa
dos veces, abandona sus dos primeros hijos y se separa del padre del tercero.
En los mismos años muchos jóvenes de hoy aún no han salido de su casa materna.
Hemos alargado la infancia, la responsabilidad de enfrentar un futuro duro y
difícil. Pero qué ha pasado con las generaciones del bienestar. Son
abúlicos, desganados, comodones… Siempre
el futuro es más competitivo que el pasado. Cada nueva generación se enfrenta a
retos que exigen más. Sin embargo desde
la generación X, lo de moda es no luchar, conformarse en la comodidad domestica
que les acoja, e ir tirando. El nihilismo se ha hecho dueño y señor ¿para qué
el esfuerzo?. Si la respuesta la vinculamos al éxito social y al protagonismo
unánime de la corrupción, encontramos multitud de explicaciones racionales.
Pero qué explicaciones existenciales pueden satisfacer a la autorrealización.
El mercantilismo capitalista ha vaciado al humano de sentido y significado
lanzándolo al disparate del
suicidio existencial.
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